domingo, 30 de noviembre de 2014

La Catedral de Santa María y San Julián, en Cuenca

by Grupo Europa
La Catedral de Cuenca fue el primer edificio que se construyó tras la Reconquista y muestra, por tanto, todo el esplendor del poder eclesiástico. Comenzada a finales del siglo XII, tuvo varias fases en su edificación, reformas, ampliaciones y variaciones que salpican su estilo, claramente gótico normando, con algunas reminiscencias románicas y aportaciones posteriores como el plateresco, cisterciense o barroco.
Su fachada neogótica es del siglo XX (1902), que pretendía aprovechar y emular la original a partir de lo que quedaba tras el derrumbamiento de la torre Giraldo. La catedral rivaliza con el ayuntamiento sin estridencias, en la serenidad y la belleza de esta plaza que obsequia al visitante y lo seduce.
La Catedral de Santa María y San Julián
Flickr: Tomás Fano
Su planta es de cruz latina, con tres naves, una amplia cabecera sin arbotantes y un presbiterio profundo. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda; de hecho se ha constatado que el autor del edificio se había formado en escuelas en las que se estudiaba el arte normando y conocía la arquitectura borgoña.
El exterior de la catedral se renovó casi por completo en el siglo XVI y su interés artístico no era excesivo. Un siglo más tarde, en el XVII, se construyó la capilla del Sagrario y se reformaron tanto la fachada como las torres, otorgando al edificio un aspecto barroco. En el siglo XVIII se construyó el nuevo altar mayor y ya a principios del siglo XX se desmontó de nuevo la fachada, reconstruyéndola en lo que es su aspecto actual.

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