Así se ha apodado al conjunto compuesto por cerca de 200 esferas de piedra que misteriosamente se extienden a lo largo y ancho del delta del Diquís, al suroeste de Costa Rica. Aunque sean consideradas como un legado de las civilizaciones precolombinas, a día de hoy se sigue desconociendo el por qué de su fabricación, utilización y significado.
Enterradas bajo gruesas capas de sedimentos durante siglos, han permanecido intactas para proponernos un completo enigma desde 1939, cuando una compañía bananera estadounidense empezó a deforestar el delta del Diquís con fines de cultivo.
Todas las esferas, conocidas popularmente como las 'bolas de Costa Rica' coinciden en su forma perfecta, pero varían en cuanto a tamaño. La más pequeña tiene 70 centímetros de diámetro y la más grande llega a los 2,5 metros de diámetro. La piedra más pesada alcanza las 16 toneladas, un dato que hace muy difícil determinar el método de su fabricación.
El pasado mes de junio fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en cuyo comunicado aseguraba que son "testimonios excepcionales de los complejos sistemas sociales, económicos y políticos imperantes entre los años 500 y 1.500 de nuestra era". Un mes mas tarde, serían reconocidas como símbolo nacional del país, por la Asamblea Legislativa de Costa Rica.
Estos vestigios arquitectónicos han dado pie a múltiples teorias que intentan averiguar cuál es el origen de estos vestigios arqueológicos. En la investigación La Atlántida en América, los antropólogos Ivar Zapp y George Erikson sostienen que una civilización marítima habría desarrollado una escuela de navegación, para la cual los marineros podrían orientarse y conocer las rutas del mar, según informa la BBC. Es en ésta escuela donde los marineros habrían hecho uso de las enormes esferas para orientarse y conocer las rutas del mar.
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miércoles, 10 de diciembre de 2014
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