No es fácil encontrar lugares en el mundo donde no toparnos con una legión de turistas. Están por todas partes y cada vez resulta más complicado esquivarlas: 1.138 millones de personas viajaron por el planeta en 2014, según la OMT. Afortunadamente, también hay estadísticas oficiales que ofrece pistas clave para no cruzarnos con marabuntas armadas con
smartphones y cámaras fotográficas: existen 15 países que reciben menos de 75.000 visitantes al año, muy lejos de los casi 80 millones de viajeros anuales que recibe Francia, el país más turístico del mundo. A continuación escogemos doce de ellos, en los que seguro no te encontrarás a tu vecino o a tu cuñado en la tumbona de al lado.
07 A la búsqueda del turista
TURKMENISTÁN
Turkmenistán está rodeado por el mar Caspio, Irán, Kazajistán,
Uzbekistán y Afganistán. En su mayor parte es desierto, pero sorprende
con una capital, Asjabad, que, a modo de oasis urbano de lujo, es el
resultado de las enormes reservas de gas natural que se esconden bajo
esta tierra (es la quinta reserva mundial).
Se trata del segundo país más
surrealista del mundo después,
por supuesto, de Corea del Norte, con el que comparte el obsesivo culto
a la personalidad de su líder y el figurar en la lista de países más
cerrados del mundo. Unos 10.000 turistas llegan hasta aquí cada año,
aunque la administración lleva tiempo desarrollando una búsqueda activa
de nuevos visitantes. Aunque para viajar a este enorme espacio de Asia
Central hay que tener mucha curiosidad, no hay que perderlo de vista: es
un país en auge y, como destino, comienza a ponerse de moda.
Por este territorio discurría la Ruta de la Seda y cuenta con
verdaderas joyas declaradas patrimonio mundial como las antiguas
ciudades de Merv y Kunya-Urgench, o las ruinas de las fortalezas partas
de Nisa. Los más aventureros pueden acercarse a
La Puerta al
Infierno, apodo que recibe el cráter ardiente de Darvaza, literalmente
en el medio del desierto de Karakum. Un fuego abrasador arde el interior
del pozo desde hace décadas, en un incendio que parece no tener fin. No
es obra de la naturaleza, sino del inesperado resultado de una
prospección minera soviética llevada a cabo en la década de 1970 que, al
toparse con una caverna subterránea, provocó el desmoronamiento de la
excavación.
08 Un país ‘00’
SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE
Este diminuto archipiélago africano es también un destino emergente
aunque muy pocos se acuerdan de él a la hora de pensar en sus vacaciones
(recibe menos de 10.000 turistas al año). Remoto y desconocido,
garantiza a cambio un aire de paraíso terrenal. Además, presume de estar
en el centro del mundo, y es verdad: está atravesado por la línea
imaginaria del Ecuador y muy cerca del meridiano de Greenwich (de ahí lo
de
país 00): es el punto más próximo a la posición Latitud 0º Longitud 0º.
También es el país más pequeño de África después de las islas
Seychelles, pero hay más: desde un parque nacional muy recomendable, el
Obo, repartido entre sus dos islas mayores y con una extraordinaria
vegetación primitiva y perfecto para los amantes de las caminatas, hasta
playas de postal casi vírgenes, rincones perfectos para el buceo en los
islotes menores, plantaciones de cacao de la época de dominio portugués
y un chocolate que figura entre los mejores del mundo.
09 Las islas de la luna
COMORAS
Otro de los países olvidados a la hora de hacer la lista de deseos
viajeros es el archipiélago de las Comoras. Es un estado independiente
situado al norte al canal de Mozambique, entre la costa este del
continente africano y Madagascar, y formado por cuatro islas: Gran
Comoros (N’Gazidja), Mohéli (Mwali), Anjouan (Ndzuwani) y Mayotte,
aunque esta última es un departamento francés (que Comoras reclama
históricamente. Se conocen como
las islas de la Luna por su similitud con la superficie de satélite terrestre: lava petrificada que cae sobre las playas de arena blanca.
Como es de imaginar, aquí el tiempo parece detenido, con playas de lo
más auténtico, gentes que conservan sus costumbres y, sobre todo, mucha
tranquilidad (solo llegan hasta aquí 15.000 visitantes al año). Un
lugar para relajarse e ir sin prisas porque, aparte de comer buen
marisco y recorrer las islas, alguna prácticamente salvaje, no hay mucho
más que hacer. Sí merece la pena visitar el barrio árabe de la capital,
Moroni, contemplar el mayor cráter activo del mundo, el Karthala (2.361
metros), en la isla de N’Gazidja, fotografiar las numerosas cascadas de
Nzwani o bucear en el cinturón de corales de Maore (Mayotte).
10 Un viaje que debe esperar
AFGANISTÁN
Este puesto le correspondería a Afganistán, país que, por razones
obvias, nos saltamos en este ranking, a pesar de que casi 20.000
personas de todo el mundo se atreven a visitarlo cada año, y que en otro
tiempo fue la gran meca de los
hippies europeos en su periplo
terrestre hacia India. De eso hace mucho. Tal vez haya que esperar un
tiempo hasta que podamos viajar seguros a las salvajes y hermosas
montañas de afganas. De momento, resulta recomendable saltárselas y
escoger un lugar más amable.
11 En busca del tesoro
ISLAS SALOMÓN
Solo unos 23.000 turistas visitan cada año las islas Salomón, un
archipiélago situado al noroeste de Australia. No es fácil llegar hasta
ellas y, de hecho, fueron descubiertas casi por casualidad por un
español, Álvaro de Mendaña, quien en el siglo XVI buscaba el reino de
Ofir y las minas del Rey Salomón y se encontró con estas islas.
El país está formado por seis islas principales, volcánicas,
montañosas y cubiertas de vegetación, y hasta 990 ínsulas repartidas por
un extensísimo archipiélago que comparte con el estado de Papúa Nueva
Guinea. Se hicieron famosas durante la II Guerra Mundial (fueron una
zona estratégica) y Guadalcanal, que acogió una recordada batalla, es su
principal isla. Entre sus atractivos, además del buceo, podremos
disfrutar de la magnifica laguna de Maravo, descubrir los encantos de la
cultura melanesia, fotografiar algunos conos volcánicos majestuosos
como el de Kolombarangara y sumergirnos entre barcos hundidos en 1942
que hoy son una joya para los amantes de este tipo de submarinismo.
12 Una Venecia en el Pacífico
ESTADOS DE MICRONESIA
Están muy lejos y tenemos muy pocas referencias, aunque probablemente
nos suenen más si decimos que durante tres siglos y medio fueron parte
de España (hasta 1899) y hacemos referencias a las Islas Carolinas o las
Islas Marianas. Estas viejas colonias españolas, en las que apenas
pusimos el pie, han olvidado prácticamente nuestro recuerdo exceptuando
algún nombre, los restos de alguna fortificación e iglesias.
Es difícil llegar a estos archipiélagos, cuya capital está en
Pohnpei, en la isla de Colonia. Se puede hacer desde Guam y a bordo de
alguno de los cruceros que hacen escala para descubrir las 607 islas que
forman el país. Además de las playas, de navegar en velero entre las
islas o del buceo, ofrece lugares realmente interesantes, como las
famosas piedras gigantes de Yap, que en realidad son monedas que
utilizan los nativos en los intercambios, o las misteriosas ruinas de
Nan Madol, en Pohpei, conocida como la Venecia del Pacífico. Es una
ciudad sumergida, formada por pequeños islotes artificiales unidos por
una red de canales que, se supone, funcionó como un importante centro
ceremonial y político durante casi mil años, hasta poco antes de la
llegada de los europeos. El mayor atractivo para los turistas suelen
ser, sin embargo, los pecios hundidos en la II Guerra Mundial. Un
paraíso para el buceador.