sábado, 7 de marzo de 2015

 Los países menos visitados del mundo donde esquivar la masificación - 2º PARTE

No es fácil encontrar lugares en el mundo donde no toparnos con una legión de turistas. Están por todas partes y cada vez resulta más complicado esquivarlas: 1.138 millones de personas viajaron por el planeta en 2014, según la OMT. Afortunadamente, también hay estadísticas oficiales que ofrece pistas clave para no cruzarnos con marabuntas armadas con smartphones y cámaras fotográficas: existen 15 países que reciben menos de 75.000 visitantes al año, muy lejos de los casi 80 millones de viajeros anuales que recibe Francia, el país más turístico del mundo. A continuación escogemos doce de ellos, en los que seguro no te encontrarás a tu vecino o a tu cuñado en la tumbona de al lado.

07 A la búsqueda del turista

TURKMENISTÁN

Mausoleo de Sultan Sanjar, en la antigua ciudad de Merv, uno de los enclaves de la histórica Ruta de la Seda en la actual Turkmenistán. / Corbis
Turkmenistán está rodeado por el mar Caspio, Irán, Kazajistán, Uzbekistán y Afganistán. En su mayor parte es desierto, pero sorprende con una capital, Asjabad, que, a modo de oasis urbano de lujo, es el resultado de las enormes reservas de gas natural que se esconden bajo esta tierra (es la quinta reserva mundial).
Se trata del segundo país más surrealista del mundo después, por supuesto, de Corea del Norte, con el que comparte el obsesivo culto a la personalidad de su líder y el figurar en la lista de países más cerrados del mundo. Unos 10.000 turistas llegan hasta aquí cada año, aunque la administración lleva tiempo desarrollando una búsqueda activa de nuevos visitantes. Aunque para viajar a este enorme espacio de Asia Central hay que tener mucha curiosidad, no hay que perderlo de vista: es un país en auge y, como destino, comienza a ponerse de moda.
Por este territorio discurría la Ruta de la Seda y cuenta con verdaderas joyas declaradas patrimonio mundial como las antiguas ciudades de Merv y Kunya-Urgench, o las ruinas de las fortalezas partas de Nisa. Los más aventureros pueden acercarse a La Puerta al Infierno, apodo que recibe el cráter ardiente de Darvaza, literalmente en el medio del desierto de Karakum. Un fuego abrasador arde el interior del pozo desde hace décadas, en un incendio que parece no tener fin. No es obra de la naturaleza, sino del inesperado resultado de una prospección minera soviética llevada a cabo en la década de 1970 que, al toparse con una caverna subterránea, provocó el desmoronamiento de la excavación.

08 Un país ‘00’

SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE

Playa del resort Club Santana, en la isla de Santo Tomé, en Santo Tomé y Príncipe. / Antonino Bartuccio
Este diminuto archipiélago africano es también un destino emergente aunque muy pocos se acuerdan de él a la hora de pensar en sus vacaciones (recibe menos de 10.000 turistas al año). Remoto y desconocido, garantiza a cambio un aire de paraíso terrenal. Además, presume de estar en el centro del mundo, y es verdad: está atravesado por la línea imaginaria del Ecuador y muy cerca del meridiano de Greenwich (de ahí lo de país 00): es el punto más próximo a la posición Latitud 0º Longitud 0º.
También es el país más pequeño de África después de las islas Seychelles, pero hay más: desde un parque nacional muy recomendable, el Obo, repartido entre sus dos islas mayores y con una extraordinaria vegetación primitiva y perfecto para los amantes de las caminatas, hasta playas de postal casi vírgenes, rincones perfectos para el buceo en los islotes menores, plantaciones de cacao de la época de dominio portugués y un chocolate que figura entre los mejores del mundo.

09 Las islas de la luna

COMORAS

Panorámica de Galawa Beach, en las islas Comoras, al norte del canal de Mozambique. / Robert van der Hilst
Otro de los países olvidados a la hora de hacer la lista de deseos viajeros es el archipiélago de las Comoras. Es un estado independiente situado al norte al canal de Mozambique, entre la costa este del continente africano y Madagascar, y formado por cuatro islas: Gran Comoros (N’Gazidja), Mohéli (Mwali), Anjouan (Ndzuwani) y Mayotte, aunque esta última es un departamento francés (que Comoras reclama históricamente. Se conocen como las islas de la Luna por su similitud con la superficie de satélite terrestre: lava petrificada que cae sobre las playas de arena blanca.
Como es de imaginar, aquí el tiempo parece detenido, con playas de lo más auténtico, gentes que conservan sus costumbres y, sobre todo, mucha tranquilidad (solo llegan hasta aquí 15.000 visitantes al año). Un lugar para relajarse e ir sin prisas porque, aparte de comer buen marisco y recorrer las islas, alguna prácticamente salvaje, no hay mucho más que hacer. Sí merece la pena visitar el barrio árabe de la capital, Moroni, contemplar el mayor cráter activo del mundo, el Karthala (2.361 metros), en la isla de N’Gazidja, fotografiar las numerosas cascadas de Nzwani o bucear en el cinturón de corales de Maore (Mayotte).

10 Un viaje que debe esperar

AFGANISTÁN

Espacio excavado en la roca donde se levantaba la gran estatua de Buda de Bamiyan, en Afganistán, destruida por el régimen talibán en 2001. / Corbis
Este puesto le correspondería a Afganistán, país que, por razones obvias, nos saltamos en este ranking, a pesar de que casi 20.000 personas de todo el mundo se atreven a visitarlo cada año, y que en otro tiempo fue la gran meca de los hippies europeos en su periplo terrestre hacia India. De eso hace mucho. Tal vez haya que esperar un tiempo hasta que podamos viajar seguros a las salvajes y hermosas montañas de afganas. De momento, resulta recomendable saltárselas y escoger un lugar más amable.

11 En busca del tesoro

ISLAS SALOMÓN

Snorkel en Gizo, una de las Islas Salomón, al noreste de Australia. / Roberto Rinaldi
Solo unos 23.000 turistas visitan cada año las islas Salomón, un archipiélago situado al noroeste de Australia. No es fácil llegar hasta ellas y, de hecho, fueron descubiertas casi por casualidad por un español, Álvaro de Mendaña, quien en el siglo XVI buscaba el reino de Ofir y las minas del Rey Salomón y se encontró con estas islas.
El país está formado por seis islas principales, volcánicas, montañosas y cubiertas de vegetación, y hasta 990 ínsulas repartidas por un extensísimo archipiélago que comparte con el estado de Papúa Nueva Guinea. Se hicieron famosas durante la II Guerra Mundial (fueron una zona estratégica) y Guadalcanal, que acogió una recordada batalla, es su principal isla. Entre sus atractivos, además del buceo, podremos disfrutar de la magnifica laguna de Maravo, descubrir los encantos de la cultura melanesia, fotografiar algunos conos volcánicos majestuosos como el de Kolombarangara y sumergirnos entre barcos hundidos en 1942 que hoy son una joya para los amantes de este tipo de submarinismo.

12 Una Venecia en el Pacífico

ESTADOS DE MICRONESIA

Ruinas de la vieja de Nan Madol, en Pohnpei, en la isla de Colonia (Estados Federados de Micronesia). / Michael Runkel/Robert Harding
Están muy lejos y tenemos muy pocas referencias, aunque probablemente nos suenen más si decimos que durante tres siglos y medio fueron parte de España (hasta 1899) y hacemos referencias a las Islas Carolinas o las Islas Marianas. Estas viejas colonias españolas, en las que apenas pusimos el pie, han olvidado prácticamente nuestro recuerdo exceptuando algún nombre, los restos de alguna fortificación e iglesias.


Es difícil llegar a estos archipiélagos, cuya capital está en Pohnpei, en la isla de Colonia. Se puede hacer desde Guam y a bordo de alguno de los cruceros que hacen escala para descubrir las 607 islas que forman el país. Además de las playas, de navegar en velero entre las islas o del buceo, ofrece lugares realmente interesantes, como las famosas piedras gigantes de Yap, que en realidad son monedas que utilizan los nativos en los intercambios, o las misteriosas ruinas de Nan Madol, en Pohpei, conocida como la Venecia del Pacífico. Es una ciudad sumergida, formada por pequeños islotes artificiales unidos por una red de canales que, se supone, funcionó como un importante centro ceremonial y político durante casi mil años, hasta poco antes de la llegada de los europeos. El mayor atractivo para los turistas suelen ser, sin embargo, los pecios hundidos en la II Guerra Mundial. Un paraíso para el buceador.

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