lunes, 11 de junio de 2018

QUE VER EN CRACOVIA...
 

Las minas de Wieliczka

Unos 14 kilómetros al sureste de Cracovia se encuentran estas famosas minas de sal, un fantasmal mundo de pozos y cámaras esculpido a mano a partir de bloques de sal. Sus 300 kilómetros de túneles están distribuidos en nueve niveles, el más profundo de los cuales desciende hasta los 327 metros bajo tierra. La sección abierta al público, compuesta por 22 cámaras comunicadas por galerías a una profundidad de entre 64 y 135 metros, permite recorrer por dentro este microclima famoso por sus propiedades conservantes y curativas: a unos 235 metros de profundidad hay un sanatorio dedicado a afecciones alérgicas crónicas, ofreciendo tratamientos que incluyen estancias de una noche allí abajo.
Algunas formaciones de sal se han transformado en capillas con retablos y figuras, mientras otras lucen estatuas y monumentos. Hay incluso lagos subterráneos, como el de la cámara de Eram Baracz, cuyas aguas contienen 320 gramos de sal por litro. La joya del lugar es la capilla de Santa Kinga, en la que todo es de sal, desde los candelabros hasta los retablos, y en la que de vez en cuando se celebran misas y conciertos. Para culminar este templo subterráneo (1895), dos hombres trabajaron durante 30 años, extrayendo unas 20.000 toneladas de mineral salado.

sábado, 9 de junio de 2018

QUE VER EN CRACOVIA ...
 

El barrio judío                

El otro gran centro de interés de la ciudad es Kazimierz. Durante buena parte de su historia, fue una localidad independiente, con sus propios fuleros y leyes municipales, en la que convivían judíos y cristianos. Aunque ahora es muy diferente, sigue siendo interesante. Está a un corto paseo desde la colina de Wawel y el casco antiguo y, además de sinagogas, iglesias y museos, acoge algunos de los mejores cafés y restaurantes de la ciudad. El antiguo barrio judío, en torno a la plaza de ul Szeroka, quedó abandonado tras la guerra pero ha ido recuperando cierta idiosincrasia gracias a restaurantes kosher con música klezmer en directo y varios museos dedicados a la cultura judía. Milagrosamente, siete sinagogas sobrevivieron a la guerra, y algunas de ellas se pueden visitar.

jueves, 7 de junio de 2018

QUE VER EN CRACOVIA ...
 

De paseo por el casco antiguo

Paradójicamente, las invasiones tártaras del siglo XIII fueron, en realidad, un regalo para Cracovia, ya que permitieron a la ciudad crear un armónico trazado de calles tras la devastación provocada por estas. Casi dos siglos después, la ciudad quedó cercada por una doble muralla defensiva de tres kilómetros de longitud, con 47 torres, ocho entradas principales y un amplio foso. Permaneció en pie hasta principios del siglo XIX, cuando se demolieron sus muros –solo se conservó una pequeña sección al norte– se cegó el foso y se trazó el parque Planty, una zona verde en forma de anillo que rodea el casco antiguo y ahora es uno de los atractivos de la ciudad.
Terraza en la plaza del Mercado de Cracovia. Getty
El centro histórico, peatonal, concentra edificios y monumentos históricos y fue declarado patrimonio mundial en 1978. Rynek Glowny es el corazón de todo: la mayor plaza medieval de Europa y uno de los mejores ejemplos de planificación urbana de su estilo. Su trazado de castro romano se diseñó en 1257 y ha sobrevivido hasta hoy, aunque los edificios que la flanquean han cambiado bastante a lo largo de los siglos. Aunque casi todos parezcan neoclásicos, sus fachadas engañan: esconden estructuras básicas mucho más antiguas, como se puede ver en los detalles de las entradas. Presidiendo la plaza está la Lonja de los Paños, que en su día fue el centro del comercio textil medieval de Cracovia y hoy es un centro de artesanía y de venta de suvenires. También encontramos la Basílica de Santa María, una llamativa iglesia de ladrillo rematada por dos torres de altura dispar que ofrecen excelentes vistas. Desde la más alta, cada hora suena el hejnal, un curioso toque de corneta.
En torno a esta plaza se ubican el resto de los monumentos de Cracovia: al norte, el Collegium Maius (el edificio universitario más antiguo de Polonia, ejemplo de arquitectura gótica); el Museo de la Farmacia, uno de los más grandes de su especialidad, y el museo de la Muralla de la ciudad. Al sur, encontramos la Basílica de San Francisco, las iglesias de San Pedro y San Pablo y de San Andrés, así como el museo Arqueológico. Y hacia el oeste el museo Nacional y el curioso Centro Manggha de Arte y Tecnología Japoneses, creado por el director de cine polaco Andrzej Wajda, que quiso financiar un hogar permanente para la amplia colección de arte japonés del museo Nacional.
Pero hay más (bajo tierra). Debajo de la enorme plaza el Rynek Underground propone una fascinante ruta subterránea por puestos de mercado medievales y cámaras olvidadas desde hace muchos siglos, que incluye hologramas y otros efectos audiovisuales.

martes, 5 de junio de 2018

QUE VER EN CRACOVIA ...
 

 La fábrica de Schindler

Cracovia ha sobrevivido a una intensa historia de guerras, conflictos e invasiones, pero sobre todo, quedó marcada por la II Guerra Mundial. Un museo interactivo alojado en la antigua fábrica de esmaltes de Oskar Schindler, el famoso empresario que salvó la vida a muchos parientes de sus empleados judíos en pleno Holocausto, narra la ocupación nazi de Cracovia entre 1939 y 1945. Muro del gueto judío de Cracovia, al sur de Plac Bohaterów Getta, donde se conservan restos originales del mismo, levantado durante la II Guerra Mundial. O visitar la Farmacia Bajo el Águila, museo que ocupa una antigua botica regentada por Tadeusz Pankiewicz (que no era judío) durante la ocupación alemana. Se ha restaurado el interior para recuperar su aspecto original y la muestra repasa la historia del gueto y el papel que la propia farmacia desempeñó en su día a día.
Para conocer mejor este periodo histórico de la ciudad, hay que visitar también el

sábado, 2 de junio de 2018

QUE VER EN CRACOVIA ...
Cuenta la leyenda que Cracovia se fundó tras la derrota de un dragón, y tal vez por eso la ciudad esté envuelta en una especie de atmósfera mítica. Se siente en su castillo, pero también en sus iglesias museos y plazas del casco antiguo. En Kazimierz, el antiguo barrio judío, las sinagogas que sobrevivieron reflejan la tragedia del siglo XX y sus animadas plazas y calles secundarias simbolizan la renovación del siglo XXI. Aquí y en todo el casco antiguo hay centenares de restaurantes, bares y locales nocturnos.
Cracovia es una ciudad para pasear, entre el juego natural de arquitectura y luz que se percibe en sus calles, intentando comprender la mezcla de pasado y presente que no puede faltar en cualquier visita a Polonia. Estas son las  razones que harán que te enamores de la ciudad.

La colina de Wawel

La primera experiencia obligada en la ciudad es sumergirse en el pasado polaco visitando los museos del señorial castillo de Wawel y de la catedral, ubicados en lo alto de una colina cuya cima concentrar más historia que cualquier otro lugar del país y actualmente es uno de los reclamos turísticos más populares de Polonia. Eso sí, si queremos que la visita sea algo más que un paseo hay que reservar un mínimo de cuatro horas (y madrugar en verano para evitar excesivas colas).
El castillo Real de Wawel, símbolo de la identidad nacional, fue el corazón político y cultural de Polonia hasta el siglo XVI. Trono de reyes durante más de cinco siglos, conservó buena parte de su poder simbólico incluso después de que el centro del poder se trasladara a Varsovia, a finales del siglo XVI. Convertido en museo, muestra una sala del tesoro, armería, exposiciones y diversos aposentos reales, así como el cuadro más valioso de la ciudad: La dama del armiño, de Leonardo da Vinci. La fortaleza conserva una residencia original, más pequeña, construida por orden del rey Boleslao I a principios del siglo XI. Se convirtió después en un formidable castillo gótico que, tras un incendio en 1499, fue sustituido por el palacio renacentista que se ha conservado y se visita actualmente.
En la colina de Wawel se encuentra también la catedral real, gótica, testigo de numerosas coronaciones y funerales de monarcas y dictadores polacos. Consagrada en 1364, se trata de la tercera iglesia erigida en este emplazamiento, en la que destacan la capillas de la Santa Cruz y de Segismundo, la cripta de San Leonardo y las criptas reales. Y ante de abandonar la colina de Wawel, junto a la torre de los ladrones, conviene entrar en la Cueva del Dragón, antigua madriguera de una legendaria criatura. Ya no vive un dragón en ella, pero merece la pena por la vista panorámica que regala sobre el río Vístula.