De paseo por el casco antiguo
Paradójicamente, las invasiones tártaras del siglo XIII fueron, en realidad, un regalo para Cracovia, ya que permitieron a la ciudad crear un armónico trazado de calles tras la devastación provocada por estas. Casi dos siglos después, la ciudad quedó cercada por una doble muralla defensiva de tres kilómetros de longitud, con 47 torres, ocho entradas principales y un amplio foso. Permaneció en pie hasta principios del siglo XIX, cuando se demolieron sus muros –solo se conservó una pequeña sección al norte– se cegó el foso y se trazó el parque Planty, una zona verde en forma de anillo que rodea el casco antiguo y ahora es uno de los atractivos de la ciudad.En torno a esta plaza se ubican el resto de los monumentos de Cracovia: al norte, el Collegium Maius (el edificio universitario más antiguo de Polonia, ejemplo de arquitectura gótica); el Museo de la Farmacia, uno de los más grandes de su especialidad, y el museo de la Muralla de la ciudad. Al sur, encontramos la Basílica de San Francisco, las iglesias de San Pedro y San Pablo y de San Andrés, así como el museo Arqueológico. Y hacia el oeste el museo Nacional y el curioso Centro Manggha de Arte y Tecnología Japoneses, creado por el director de cine polaco Andrzej Wajda, que quiso financiar un hogar permanente para la amplia colección de arte japonés del museo Nacional.
Pero hay más (bajo tierra). Debajo de la enorme plaza el Rynek Underground propone una fascinante ruta subterránea por puestos de mercado medievales y cámaras olvidadas desde hace muchos siglos, que incluye hologramas y otros efectos audiovisuales.
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