Su nombre original es el Castillo Palacio de Peñíscola, pero comúnmente se le conoce como el Castillo del Papa Luna, cuya fortaleza culmina la zona más alta del peñón sobre el que se sustenta la ciudad de Peñíscola, al norte de la Comunidad Valenciana.
Se trata de una construcción con mucha historia. Su origen se remonta al siglo XIII, cuando los Templarios, una de las órdenes militares cristianas más famosas de la Edad Media, se encargaron de construir el castillo sobre los restos de la antigua alcazaba árabe, entre los años 1294 y 1307.
A esta obra de estilo románico no le costó demasiado trabajo convertirse en una auténtica fortaleza, ya que se encontraba a 64 metros sobre el nivel del mar, con un perímetro total de 230 metros. El Castillo de Miravet, construido 150 años antes, sirvió de gran inspiración para el de Peñíscola. Se le otorgó el apelativo de 'Papa Luna' cuando en 1411, el Papa Luna, una de las figuras hispánicas más conocidas universalmente, se trasladó a la ciudad convirtiendo el castillo en palacio y biblioteca pontificia.
A día de hoy, el emblema de la ciudad valenciana conserva casi al completo la perfecta obra de los caballeros Templarios, a excepción de una cuarta parte que se destruyó en 1814, debido a los daños que sufrió durante la Guerra de Indendencia. El Castillo Templario-Pontificio comparte con el Vaticano y el Palacio de los Papas de Aviñón el privilegio de haber sido Sede Pontificia, una de las tres que ha habido a lo largo de la historia.
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viernes, 7 de junio de 2013
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