miércoles, 30 de diciembre de 2015

 FIN  DE AÑO EN LISBOA - 24 HORAS (2º PARTE)

Marvila, el barrio secreto de Lisboa

18.00  Haz el amor y no la guerra

La galería de arte Underdogs, en la capital lusa. / João Henriques
LisboaA media tarde, cuando caen las persianas de los talleres, abren las galerías de arte, los centros culturales y los lugares de actividades extraescolares. El Clube Oriental de Lisboa (12), fundado hace 66 años, enseña a jugar al fútbol y a bailar; enfrente acaba de abrir lo último en castigar el cuerpo, un gimnasio de crossfit. Tiempos extraños, pues para relajarse es mejor recogerse en la Fábrica de Armas Braço de Prata (13). El abandonado escenario de la última novela de José Saramago, Espingardas, espingardas, ha sido transformado por Nuno Nabais en un espacio único de refugio cultural. Nabais fue el primero en creer en la transformación de Marvila. El patio semiabandonado de la fábrica reú­ne grafitis interesantes, y en el interior hay salas para cualquiera que quiera hacer algo, pintar, leer o acudir a conciertos. Todo gratis. En el barrio ha abierto la galería Alexandre Farto, que se dedicaba a saltar a los trenes para pintarlos. En Underdogs (14) se expone lo mejor del arte callejero. Los murales de Farto, artísticamente Vhils, gritan en lugares abandonados de todo el mundo, y también de Lisboa, donde organiza tours para ver los grafitis.

21.00  La noche en el Pozo del Obispo

La noche de Marvila se concentra en la esquina del Pozo del Obispo. Allí, otra pareja mixta, la portuguesa Marisa Cerqueira y el chino Binlu Zhu, ha abierto Dinastia Tang (15), un restaurante chino nada obvio. Ella estudiaba mandarín en Shanghái, él se dedicaba a la fotografía y, por qué no, han abierto local en la esquina de la esquina del mundo. Un viejo almacén de vinos es hoy un elegante y acogedor restaurante con mobiliario traído desde China. Su menú se centra en la cocina cantonesa, aunque sus especialidades son el pollo de Sichuán, la sopa de codornices o la raíz de loto con miel. Para bailar hay que andar 10 metros hasta el Beatus (16), donde sirven copas, destaca la bodega y se organizan mercadillos una vez al mes; pero las noches de los fines de semana son para las bandas de música, que tocan en la terraza que mira al Tajo mientras descansan sus contenedores, sus grúas y sus barcos.

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